Nuestra vida diaria. Trabajo y actividades



Hay un pequeño grupo de Laicos que se han acogido a nuestra comunidad para participar de nuestra espiritualidad cisterciense. Los domingos una hermana atiende a los que desean tener un tiempo de Lectio compartida, sobre el Evangelio del día, participando luego en el canto de Vísperas y adoración al Santísimo.


Como en todo monasterio cisterciense la liturgia ocupa un lugar destacado. Siete veces al día nos reunimos en el coro para el canto de las alabanzas divinas. Las Vigilias tienen carácter nocturno y están seguidas de un tiempo dedicado a la oración y lectio divina en la que tomamos contacto vivo y personal con la Palabra de Dios que alimenta nuestro corazón e ilumina nuestra mente.



Acompañamos el nacimiento del nuevo día con el canto de Laudes y el atardecer con el de Vísperas. Y concluimos cada jornada con el canto de las Completas que culminan con la Salve cisterciense para retirarnos a descansar pidiendo la bendición de la Madre del cielo para toda la humanidad.

El canto de Tercia precede a la celebración Eucarística y las horas de Sexta y Nona van jalonando el resto de la jornada. Para el canto del Oficio Divino usamos la lengua vernácula o el gregoriano. Para la Misa usamos diariamente el canto gregoriano, así como en el Oficio Divino los días de especial solemnidad.

Damos mucha importancia a la Lectio divina a la que dedicamos una importante parte de nuestra jornada pues mediante el contacto asiduo con la Palabra de Dios vamos preparándonos, con la fuerza del Espíritu en nosotras, para alcanzar la meta de nuestra configuración con Cristo.

Durante la jornada alternamos el tiempo dedicado al Oficio Divino y a la Lectio, con el estudio, el trabajo, y a la atención de los distintos oficios (ecónoma, portera, hospedera, sacristana, enfermera, cocinera, secretaria, etc). También tenemos una hora diaria (fuera de Cuaresma y Adviento) de compartir fraterno.